La historia reciente ha demostrado que la mezcla de usos en proyectos inmobilarios impacta con mayor frecuencia su incorporación en proyectos inmobiliarios.
Gracias a esta tendencia hoy es posible encontrar en un mismo lugar cines, locales comerciales, hoteles e incluso oficinas diseñados para distintos niveles de consumidores.
Sólo en la Ciudad de México, entre 2017 y 2023 se prevé la construcción 1,443,483 m2 en la Ciudad de México y Zona Metropolitana, de los cuales 25% son de usos mixtos. Esta participación del concepto en el total de proyectos subirá, según estadísticas privadas, 34% al finalizar los próximos seis años.
Aunque éste formato no justifica su inclusión en todos los mercados, su avance ha generado que las mezclas de usos en los conglomerados inmobiliarios haya evolucionado de manera relevante.
Pese a sus beneficios en la maximización de los terrenos donde se desarrollan, existen varios retos en su conceptualización al tratarse de un complejo de gran dimensión.
Además de diseños y mezclas competitivas, tienen el reto de complementar la demanda de espacios públicos y la dotación de servicios para favorecer la convivencia, e integrar usos que complementen las áreas comerciales. Es el caso del segmento residencial, oficinas corporativas, hoteles, parques y otros.
Esos nuevos criterios han hecho que el diseño arquitectónico proponga parámetros sofisticados en desarrollos concebidos a partir de una visión distinta, que por las diversas necesidades de flujos y usos de sus habitantes, están apoyando su operación en las tecnologías y uso de distintos materiales de construcción.
Es el caso del desarrollo inmobiliario del segmento lifestyle que permitió una salida que soporta la expansión del segmento de lujo en distintos usos mixtos que actualmente se construyen en ciudades como México, Mérida y Monterrey.
Sin embargo, esta tendencia también lleva a la reflexión sobre los alcances de su incorporación, dado que los objetivos de inversión no necesariamente se adaptan a las condiciones del mercado.
Los parámetros en consideración hacen que el análisis considere otros aspectos fundamentales, que van más allá del manejo de flujo, ubicación, superficies y giros.
Estas nuevas opciones de interacción social plantean el reto de crear modelos innovadores que solucionen requerimientos de gran densidad y verticalidad, pero también exitosos comercialmente.
El reto es crear un concepto ganador que destaque en un mercado que sólo en 2018 contaba con 39 nuevos centros comerciales, muchos de ellos integrados a proyectos de usos mixtos.
Alcanzar este nivel en un mercado competido requiere de la intervención de equipos multidisciplinarios que generen valores básicos únicos y diferentes para agregar valor a los proyectos y alcanzar la mayor rentabilidad.
Desde luego que se trata de un modelo que plantea una planeación arquitectónica y diseño de espacios con nuevos parámetros que ubican en el centro al individuo.
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